LOS ENEMIGOS INTIMOS DE LA DEMOCRACIA de TZVETAN TODOROV


 -Este libro de Tzvetan Todorov nos descubre al Todorov más implicado con el presente, en la línea de El miedo a los bárbaros. Los enemigos íntimos de la democracia denuncia que los peligros que acechan a las democracias occidentales no son tanto externos, como se nos ha querido hacer creer invocando el terrorismo islamista, los extremismos religiosos o los regímenes dictatoriales, sino internos. Todorov argumenta que nadie pone tanto en peligro la democracia como tres tendencias crecientes en el mundo occidental, empezando por los Estados Unidos: el mesianismo (que dio lugar a la invasión de Irak y a otros intentos de imponer por la fuerza la democracia en el mundo), el ultraliberalismo (el imperio de la economía por encima de la política, el poder de los medios de comunicación, el desmantelamiento del estado del bienestar) y el populismo y la xenofobia (el miedo al extranjero, el aumento del nacionalismo excluyente). Así pues, el enemigo está en nosotros mismos. Todorov llama a resistir y propone la necesidad de una «primavera europea» que ponga fin a estas derivas desde el convencimiento de que quien decide nuestro destino no es sino la suma de nuestras voluntades. Una propuesta actual, ineludible, que nos permite acceder a los nuevos enfoques de este pensador que ya nos cautivo con "El miedo a los barbaros."
 
 
 
Tzvetan Tódorov. Nacido en Sofia, Bulgaria, en 1939, Todorov vive en París desde 1963, donde llegó para hacer un doctorado. “Bulgaria era un país que formaba parte del bloque comunista, atado a la política soviética… Un régimen totalitario. Pero no me exilié. Llegué a Francia como estudiante”, recuerda.“No soy un filósofo”, dice con voz suave y pausadamente el reconocido ensayista y lingüista Tzvetan Todorov. “Me apasiono por cuestiones de política, de moral, de sociedad, de interpretación de la historia… Filósofo es una gran palabra.” Para Todorov, que no existen los paraísos en la Tierra, dice tener varias vidas. La primera, durante su niñez, adolescencia y juventud, en Bulgaria. Luego, su vida parisiense, en la que mutó lentamente hasta adoptar las características de la vida francesa

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