EL TESTAMENTO OLÓGRAFO

JUEVES, 5 DE JUNIO 7,30 TARDE
TENEMOS UNA TERTULIA ESPECIAL, CON UN AUTOR, QUE ADEMÁS ES AMIGO, HONORATO BOSCÁ, LE ACOMPAÑARÁN, OTRO AUTOR, FERNANDO ARÍAS, QUE TAMBIÉN LO ES, Y MANUEL RAMÍREZ EDITOR DE PRE-TEXTOS, UN GRAN EDITOR.

En la novela que vamos a diseccionar, "El testamento Ológrafo", concurren una serie de coincidencias que la hacen para mí especial, sobretodo porque está ambientada en Alfambra, "mi pueblo", como decímos al referirnos a el todos los que allí hemos nacido, toda la acción se desarrolla entre sus calles empedradas, puesto que el autor, Honorato Boscá, cuando era niño pasaba el verano en ese pueblo, en un tiempo en que no había veraneantes y los pocos que llegaban eran vistos como señoritos. Las descripciones que hace, corresponden a la Alfambra de hace cincuenta años, se ajustan bastante al tiempo del final de la posguerra antes de que se inicie la modernización e industrialización de una zona atrasada sobremanera. Pero esa España rural de alpargatas, falange y guardia civil es la que nos inició en la vida, aunque de ella solo queramos guardar los juegos, el río y la trilla. Con el libro de Honorato Boscá he vuelto al pasado, he reeditado aquellos buenos momentos.


Mediante un finísimo humor y una ambientación costumbrista, documentada con extraordinario rigor en la auténtica España de la posguerra civil, El testamento ológrafo es una novela de intriga, que atrapa al lector y en la que el suspense se entreteje a una romántica historia de amor entre un cirujano y la viuda de su mejor amigo, excombatiente cada uno en un bando, a la que se imbrica la suerte del último guerrillero del maquis, guardián también de un secreto. Tres historias que contraen un ritmo que llega a hacerse trepidante, convergiendo en un misterioso asunto, que genera un conflicto de lealtades, pasiones, villanías y heroicidades, y desemboca en un final sorprendente, con un remate aún más insospechado.
de Pre-textos

1 comentario:

  1. Interesante propuesta. Nos vemos el jueves allí.

    Nada es mejor que el "contacto con tacto" que apostillaba hace unos años un formato televisivo de coña pero que reorientado al leer, recordar y pensar es más que oportuno.

    Dar testimonio de lo que ocurre o ha ocurrido es la base sobre la que se pueden corregir errores y evitar reincidencias. Desde ahí se aprende y aprehende. Desde ese allá en el que las cosas ocurriendo con un porqué y un cómo. Si es novela histórica, comporta una política (sea de la intensidad e índole que sea) y es por tanto de interés general.

    Si acompaña el autor su narrar de humor en clave de fino bisturí sobre lo real, mucho mejor.


    Un abrazote,

    Víktor

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