Acabo de terminar "Las inquietudes bárbaras" de Luis García Montero. Editado por Anagrama en su colección Argumentos, y no me ha decepcionado este ensayo del reconocido poeta granadino. Se aprecia su esfuerzo por mantener la exigencia de una irrenunciable posición ética republicana, frente al desprestigio de los políticos. Exige del lenguaje que se ajuste, en el momento de nombrar, con precisión aquello que pretende, escapando de las imposiciones que a través de los medios de comunicación ,sobretodo, invaden lo cotidiano desfigurando la realidad. Tan importante como peligroso, es no mantener sintonía con el discurso del poder o permanecer en silencio. El silencio es complice, pero el atrevimiento simplemente por defender una mirada democrática, hoy está mal visto. Y sostener esa mirada te puede acarrear la percepción de tu aislamiento. Luis reivindica el personaje político como manera de enfrentarse con el bárbaro en que nos ha convertido el neoconservadurismo. No ha pasado el tiempo del compromiso, hoy este es necesario, exige responsabilidad, hace el llamamiento desde el terreno que su oficio de poeta y docente le sitúa, pero bien puede ser extrapolable a todas las actividades de la acción humana. 
El libro solo hace que apuntar algunas de las reflexiones que inquietan al ciudadano progresista, esta muy bien que la poesía conecte con las necesidades de cultura y democracia en los seres humanos, pero echo de menos una visión más sociológica que explicara la evolución de esa degradación, y una parte política que señalara los actores de la misma.Los bárbaros, recordando a Kavafis, ya están aquí, somos nosotros, pues representamos unos valores al uso que son consecuencia de la renuncia de nuestra propia cultura ante el adoctrinamineto de los sacerdotes del enriquecimiento personal, ¿tal vez no?. Recomendable para aquell@s que permanecemos en la insatisfacción de lo que nos rodea.
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